En Asocaba somos promotores del caballo criollo colombiano, un ejemplar que está dotado de virtudes como la sensibilidad, la fuerza, el brío, la velocidad y la suavidad que representan a un animal de fenotipo único, hermoso, elegante y noble, caracterizado por sus movimientos bien definidos que le permiten al jinete gozar de un equino de gran quietud para el disfrute por su andar alegre, sonoro, y acentuado, entre otros aspectos que han hecho que este caballo se haya ido posicionado en el mundo.

 

El caballo criollo colombiano posee características propias asociadas al mejoramiento de su fenotipo y de sus movimientos, ya sea por su evolución genética o por el trabajo de adiestramiento. Estos atributos hacen que el ejemplar emblema de nuestro país sea reconocido en el exterior por su carácter airoso y por su actuación destacada representada en cuatro andares como lo son:

Paso Fino Colombiano

Para Asocaba es un placer hablar del Paso Fino Colombiano, un aire derivado de la Ambladura (trote lateral) en el que se disocia cada bípedo en dos golpes: uno para la pata y otro para la mano, llevando a cabo todo el ciclo en cuatro tiempos.

Este andar lo ejecutan bípedos laterales dominantes, sucesivos y alternados, provocando que los cuatro tiempos sean de la misma duración. Al inicio, en el primer tiempo, el caballo desplaza una pata y una mano del mismo lado, apoyando primero la pata y luego la mano en el segundo tiempo. En el tercer tiempo desplaza la otra pata y la otra mano, apoyando primero la pata y enseguida la mano del mismo lado para completar así el cuarto tiempo.

Como cada una de las extremidades cae al piso en tiempos diferentes, se escuchan cuatro golpes rítmicos e isocrónicos, es decir, que cada tiempo de estos movimientos es de igual duración. El paso fino es un aire simétrico en el que cada bípedo realiza exactamente el mismo tipo de movimiento que el que ejecuta del otro lado.

Esta clase de andar es efectuado de forma engranada, siempre hay apoyo de uno o varios miembros sin que haya entre batidas momento de suspensión de los cuatro cabos en el aire. Esto explica la razón por cual se aprecia una marcha suave y cómoda.

El caballo de paso fino no presta mucha importancia al desplazamiento con sus manos, situación que lo clasifica como rasante porque la elevación de sus patas y sus manos es idéntica, llevando a que su línea de suspensión se dé en forma horizontal.

El andar del caballo de paso fino colombiano es de ejecución rápida, realizando un gran número de batidas por una unidad de tiempo determinada, por este motivo cada miembro avanza muy poco.

Trocha

Asocaba te presenta la trocha, uno de los andares del caballo criollo colombiano que más pasiones genera.

La trocha es un ritmo compuesto por movimientos diagonales ejecutados en cuatro tiempos, en el cual el caballo mueve alternadamente mano y pata opuestas: mano derecha, pata izquierda, mano izquierda, pata derecha. Además, el animal asienta primero la mano derecha, en el primer tiempo, luego la pata izquierda en el segundo tiempo; la mano izquierda, en el tercer tiempo, y la pata derecha en el cuarto tiempo, con mucha más velocidad que los ejemplares trotones. En la pista esta andar suena algo así como: tras, tras, tras, tras, tras.

Las diferentes modalidades de trocha son el resultado de la variabilidad genética producida por los cruces indiscriminados y la poca claridad en su selección, presentándose en estos ejemplares segregación en la tendencia de sus movimientos: por diagonales o laterales y en la secuencia y retardo de sus apoyos, según la proporción de sangre de los parentales, como lo son el paso finotrote o trocha de los que provengan.

Asimismo, influye ampliamente en la definición del tipo de trocha la forma de conducción, especialmente en el momento de la retención con la rienda.

Las diferencias entre las trochas son muy sutiles y difíciles de percibir a primera escucha y a la vista, por eso solo pueden detectarse por personas expertas como los jueces o criadores de prolongada experiencia en este tipo de actividades.

Si bien el caballo criollo colombiano puede ejecutar de muchas maneras la trocha, únicamente se aceptan como correctas u oficiales para las competencias la trocha y la trocha y galope.

Trocha y Galope

En Asocaba continuamos describiendo los andares del caballo criollo colombiano. El turno ahora es para trocha y galope, una modalidad que se cree es producto de varios cruces de los caballos trotones con los finos y los trochadores. Es un aire en el cual el ejemplar hace la trocha de forma más lenta y menos repicada, combinándola con el galope corto o reunido.

Este andar reúne de manera muy armónica estos dos aires, ejecutando la trocha , es decir, por bípedos diagonales disociados en cuatro tiempos: con apoyo primero de la mano que de la pata de cada bípedo, diferenciados únicamente en la velocidad de ejecución la cual es más lenta. Además, es simétrica y asincrónica, ocasionando el mismo sonido que el de la trocha.

El equino, según el gusto del jinete, es conducido mediante mandos de rienda y piernas cambiando suavemente al galope corto, llevándolo a cabo tal cual como lo hace el Trotón Galopero Colombiano.

Asimismo, el caballo de trocha y galope dispone de más versatilidad que el que efectúa la trocha, porque no solo puede galopar, haciéndolo más veloz y rendidor en caminos y trabajos del campo, sino que su trocha por ser menos rápida y pulida también es de más avance.

El caballo representativo de este andar debe tener buen desplazamiento, fluidez en su ejecución y una velocidad ideal de cadencia en su ritmo.

Asocaba te invita a que te adentres más en el mundo del caballo criollo colombiano y sus diferentes andares para que descubras la grandeza de esta raza y su aporte a la cultura e idiosincrasia de nuestro país. Ponte en contacto con nosotros si necesitas más información, con gusto te la proporcionaremos.

Trote y Galope

Uno de los andares representativos del caballo criollo colombiano y que lo promocionamos constantemente en Asocaba  es el del trote y galope. Este andar combina atributos del trote tradicional, caracterizado por un aire de dos tiempos por diagonales en el que se da una elevación media alta y cadencia lenta reconocido por su sonido típico: tas, tas, tas, tas, con el aire del galope, de tres tiempos y que suena parecido a: catorce, catorce, catorce.

Cabe anotar que el trote es una modalidad que al momento de su ejecución se da en dos tiempos: mano izquierda, pata derecha en el primer tiempo, y mano derecha, pata izquierda en el segundo tiempo, dándose así un ritmo de movimientos en bípedos diagonales.

Por su parte, el galope se identifica porque su movimiento a tres tiempos cuenta con apoyo posterior en el que el animal marca el primer tiempo con una de las patas traseras, el segundo tiempo con la otra pata y mano opuesta, y el tercer tiempo con la mano contraria, es decir, con sus articulaciones posteriores se impulsa y con sus anteriores avanza.

El caballo de trote y galope se identifica por aspectos como:

Ser un poco más alto que los de paso fino, con una alzada entre 1.40 m y 1.48 m.

Poseer mucho brío y energía.

Gran elasticidad en sus miembros, especialmente en las patas.

Ser de cuello corto, ancho y musculoso.

Su cuerpo es atlético.

Es de carácter manso e inteligente.

La característica sobresaliente de este andar es la ausencia total de suspensión en todos los tiempos de sus ritmos de desplazamiento, compuesto por bípedos diagonales. Esto significa que, siempre y en ambos aires, el caballo apoya al piso una de sus extremidades.

Por lo anterior se dice que el trote y galope es de marcha rasante al igual que el caballo trochador y el de paso fino.

Si se mira detenidamente el trote y el galope se concluye por qué muchos lo han atribuido a la difícil topografía del suelo colombiano. Tanto su garbo como su suavidad han inspirado varios poemas, canciones, pinturas y esculturas.

Mulares & Asnales

Uno de los andares representativos del caballo criollo colombiano y que lo promocionamos constantemente en Asocaba  es el del trote y galope. Este andar combina atributos del trote tradicional, caracterizado por un aire de dos tiempos por diagonales en el que se da una elevación media alta y cadencia lenta reconocido por su sonido típico: tas, tas, tas, tas, con el aire del galope, de tres tiempos y que suena parecido a: catorce, catorce, catorce.

Cabe anotar que el trote es una modalidad que al momento de su ejecución se da en dos tiempos: mano izquierda, pata derecha en el primer tiempo, y mano derecha, pata izquierda en el segundo tiempo, dándose así un ritmo de movimientos en bípedos diagonales.

Por su parte, el galope se identifica porque su movimiento a tres tiempos cuenta con apoyo posterior en el que el animal marca el primer tiempo con una de las patas traseras, el segundo tiempo con la otra pata y mano opuesta, y el tercer tiempo con la mano contraria, es decir, con sus articulaciones posteriores se impulsa y con sus anteriores avanza.

El caballo de trote y galope se identifica por aspectos como:

Ser un poco más alto que los de paso fino, con una alzada entre 1.40 m y 1.48 m.

Poseer mucho brío y energía.

Gran elasticidad en sus miembros, especialmente en las patas.

Ser de cuello corto, ancho y musculoso.

Su cuerpo es atlético.

Es de carácter manso e inteligente.

La característica sobresaliente de este andar es la ausencia total de suspensión en todos los tiempos de sus ritmos de desplazamiento, compuesto por bípedos diagonales. Esto significa que, siempre y en ambos aires, el caballo apoya al piso una de sus extremidades.

Por lo anterior se dice que el trote y galope es de marcha rasante al igual que el caballo trochador y el de paso fino.

Si se mira detenidamente el trote y el galope se concluye por qué muchos lo han atribuido a la difícil topografía del suelo colombiano. Tanto su garbo como su suavidad han inspirado varios poemas, canciones, pinturas y esculturas.

Se estima que más de 24.000 ejemplares participan cada año en exposiciones equinas en los departamentos de Colombia, posicionando así a los caballos criollos colombianos en el mercado nacional e internacional y colaborando en la expansión de la industria y la economía nacional.

 

Eventos como exhibiciones, cabalgatas, festivales, remates equinos, competencias de chalanería, revistas, libros, programas turísticos a favor del caballo, jornadas de salud y actividades académicas han permitido que esta raza sea identificada y reconocida, llevando a que muchos de los que han tenido el privilegio de montar un caballo criollo colombiano aseguren que este ejemplar puede ser conducido fácilmente por niños, jóvenes y adultos sin experiencia en esta práctica.

 

Una muestra de lo anterior es la popularización de la Chalanería Criolla, disciplina deportiva que en Colombia convoca a miles de niños y jóvenes en edades que van desde los 2 hasta los 24 años de edad, demostrando de esta manera la docilidad y manejo que identifican a nuestro caballo.

 

El caballo criollo colombiano ha permitido que nuestro país sea visto, además de sus atractivos turísticos, por el profesionalismo de la amplia cantidad de criaderos de prestigio que proyectan a esta raza equina como una industria que explora sus atributos como un producto sin comparación en el mundo.